Con la llegada del invierno y las temperaturas más bajas registradas en décadas en el país, el uso de la calefacción aumenta drásticamente. Lo que no es muy conocido es que esto afecta diréctamente a nuestros ojos. La baja humedad, sumado a la calefacción central, produce sequedad en la córnea, el llamado “ojo seco”. Esto es una falta de lágrimas para lubricar adecuadamente el globo ocular que puede provocar trastornos muy severos, sobre todo si se usa regularmente lentes de contacto.